“No invasivo” se ha convertido en la coletilla más común de muchos tratamientos estéticos, funcionando como un reclamo para los pacientes. Sin embargo, es importante tener claro qué se entiende por tratamiento no invasivo y cuándo estamos realmente ante uno.
Por ejemplo, ¿aplicar infiltraciones que requieren una pequeña incisión previa en la piel se considera algo invasivo o no? Como seguro que esta duda es más que razonable, hoy hemos escrito este artículo para dejarlo un poco más claro. Si realizar algún retoque estético entra en tus planes inmediatos, te recomendamos la lectura de estas líneas.
Tratamiento no invasivo: no es oro todo lo que reluce.
En el campo de la medicina estética existen diferentes enfoques para abordar una mejora de la apariencia de un paciente. De todos ellos, cada vez hay más interés en recurrir a aquellos que no implican el paso por el quirófano, dando prioridad a las alternativas que se denominan “no invasivas” hasta el punto de convertirse en uno de los términos más habituales de este sector.
Sin embargo, y tal y como adelantamos, en algunas ocasiones se abusa de esta coletilla porque siempre es bien recibida por los pacientes. De ahí la importancia de entender la dimensión de cada técnica y tener claro lo que supone para tu cuerpo.
Es importante tener claro que un tratamiento no invasivo solamente es:
- Aquel procedimiento médico-estético que no requiere penetrar de ninguna manera en el interior del cuerpo del paciente. Da igual que se trate de una pequeña incisión en la piel porque, de ser así, ya no estaríamos ante un tratamiento no invasivo. En estos tratamientos no hay cortes, suturas, incisiones… ni se introducen instrumentos dentro del organismo para intervenir. Por lo tanto, son procedimientos menos traumáticos para el paciente y que conllevan tiempos de recuperación más cortos.
- Aquella técnica que no requiere ni hospitalización ni la aplicación de anestesias generales o de anestesias para amplias áreas del cuerpo. O dicho de otra forma, un tratamiento no invasivo es el que te permite irte a tu casa por tu propio pie al finalizarlo.
¿Cuáles son los tratamientos no invasivos más habituales?
Es importante destacar que los tratamientos no invasivos pueden abarcar una amplia gama de técnicas y tecnologías, desde procedimientos dermatológicos hasta terapias cosméticas. Algunos ejemplos comunes incluyen la aplicación de láseres, dispositivos de radiofrecuencia, ultrasonidos focalizados de alta intensidad (HIFU), terapia de luz LED…
Estos métodos suelen utilizarse para tratar problemas como arrugas, flacidez de la piel, acné, pigmentación irregular, celulitis y depósitos de grasa localizados, entre otros.
La principal ventaja de los tratamientos no invasivos radica en su capacidad para lograr resultados significativos sin los riesgos asociados con la cirugía y con el tiempo de inactividad mínimo que tiene que pasar el paciente para recuperarse.
Además, suelen ser más económicos y recomendables para un mayor abanico de pacientes, lo que los convierte en una opción atractiva para quienes buscan mejorar su apariencia sin someterse a procedimientos quirúrgicos.
Es importante tener en cuenta que la elección entre un tratamiento no invasivo y uno invasivo dependerá de diversos factores, incluyendo la condición a tratar, las expectativas del paciente, su historial médico y las recomendaciones profesionales de la clínica de cirugía estética y reparadora a la que acudas. En muchos casos, se puede lograr un equilibrio óptimo mediante la combinación de diferentes enfoques, tanto invasivo como no invasivo.
En resumen, un tratamiento no invasivo en el campo de la medicina estética se refiere a intervenciones que no requieren incisiones ni penetración en el cuerpo del paciente. En el Centro Europeo de Cirugía Estética contamos con numerosos tratamientos de este tipo, así como otros que implican el paso por el quirófano. En cualquier caso, todos están realizados por profesionales altamente cualificados y con la tecnología de última generación que siempre usamos para garantizar los mejores resultados.