En muchos casos en los que una persona quiere mejorar el aspecto de su rostro, no se trata tanto de retocar algún rasgo concreto como la nariz o los labios, sino de proporcionarle más armonía y mejorar su contorno facial. ¿Cómo? Mediante los implantes faciales, una técnica que permite, entre otros resultados, enderezar la línea de la mandíbula, adelantar el mentón o elevar los pómulos.
Existen diferentes tipos de implantes faciales que se utilizan en función de cada caso y zona del rostro en la que se quiere intervenir. Pero todos tienen en común que se introducen bajo los tejidos de la cara para conseguir el efecto deseado. ¿Quieres saber más sobre estos demandados tratamientos? Te lo contamos a continuación.
¿Qué son los implantes faciales?
El nombre de implantes faciales agrupa a todos aquellos procedimientos orientados a proporcionar una mejor armonía al rostro y a los contornos faciales.
En definitiva, los implantes faciales tratan de aportar un mayor equilibrio entre todos los rasgos de la cara mediante la introducción de rellenos o de pequeñas prótesis que ayudan a armonizar el rostro y a embellecerlo.
¿Quiénes son los mejores candidatos para estas intervenciones?
Pues en nuestra clínica de cirugía plástica y estética en Madrid recibimos numerosas consultas de personas que les gustaría verse bien y mejorar el aspecto de su rostro. No todas las personas responden al perfil de paciente que podría someterse a estos procedimientos, ya que se deben cumplir una serie de requisitos:
- Personas mayores de 18 años y con el rostro perfectamente desarrollado.
- Conocedores del alcance de estos tratamientos: sus expectativas deben ser realistas, entender el proceso al que van a someterse, sus posibles consecuencias y las posteriores fases de recuperación.
- Presentar asimetrías faciales que les acomplejen.
- Sufrir un desarrollo insuficiente de ciertas partes de su rostro.
- Presentar malformaciones faciales.
- Sufrir una disminución evidente de volúmenes faciales por envejecimiento.
¿Cuáles son los implantes faciales más comunes?
1.- Implantes de pómulos.
Se realiza una incisión quirúrgica normalmente desde la cavidad bucal superior por donde se introduce el material para dar la forma a los pómulos. La duración de la intervención oscila entre 30 y 45 minutos. Tras la cirugía se aplica un vendaje para minimizar la inflamación y las molestias.
2.- Implantes de barbilla.
La llamada mentoplastia es una intervención estética orientada a aumentar el tamaño del mentón y dar forma armoniosa a la mandíbula como ya te contamos en este post. Su objetivo es equilibrar la barbilla y la mandíbula con el resto del rostro, aunque también se utiliza para corregir defectos congénitos (de nacimiento) o después de traumatismos. El implante se suele introducir a través de una pequeña incisión en el interior del labio inferior o por debajo de la barbilla.
3.- Implantes nasales.
Se utilizan como sustitutos del cartílago para remodelar la forma de la nariz. Su uso más frecuente es para aumentar el puente nasal. Las incisiones para la colocación del implante se realizan en el interior de las fosas nasales. En ocasiones es preciso redefinir la forma del hueso y del cartílago en la intervención. Tras la cirugía se coloca cinta adherente y una férula para estabilizar el implante mientras cicatriza.
Si necesitas más información sobre implantes faciales, no dudes en contactar con el equipo de Centro Europeo de Cirugía Estética. Te aconsejaremos y estudiaremos tu caso para ver si eres paciente ideal para este tipo de tratamientos.
